Pequeños magos

04.01.2022

"¡Ya vienen los reyes...!" 


En las prodigiosas cabecitas de los pequeños Dani, Eira, Rocío, Sara... y millones de niños más, hay un tintineo persistente que, en su dulce y regular repiqueteo, inyecta pequeñas dosis de un elixir mágico, sólo reconocible en estos pequeños cuerpos de cachorros que aún pertenecen a un mundo divino.

Cuando captan ciertas palabras clave -bien a través de algún medio, bien cazadas de una conversación o dirigidas expresamente a sus oídos-, o cuando alguna imagen navideña evoca su máxima ilusión, se desata el recordatorio de lo cerca que están del día más soñado por ellos: el día de Reyes Magos.

Entonces, esos pies de duende balancean el escaso peso de sus cuerpos de lado a lado, los deditos se enredan en lo que podríamos recrear como un cubo de Rubik imaginario y se mordisquean y rechupetean los labios mientras sus miradas lanzan un destello lejano, muy lejano, hasta un mundo cuyo acceso se pierde en la vida adulta.

En la noche de Reyes Magos uno no necesita mirar al cielo para ver el firmamento. Basta con contemplar la procesión de estrellas que, desde largas pestañas de variadas tonalidades, hacen brillar todas las calles tras la cabalgata.

Pasado el último carruaje, una marea electrizante nos surca la piel, nos regala una euforia olvidada. Flotamos, nos estremecemos. Y si nos vemos en un espejo, descubrimos que nos han contagiado las estrellas.

Gracias, pequeños brotes de esperanza de la humanidad. Gracias por ayudarnos a revivir todo aquello. Sois el puente que nos conecta con una parte del alma donde aún vive el niño que fuimos. 

Vosotros sois los reyes. Vosotros sois los magos.

¡Que os traigan muchas cositas

Patricia Vallecillo © Todos los derechos reservados 2021
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